Después de recetar medicamentos para aliviar el dolor, hacer infiltraciones de anti-inflamatorios etc.… la solución más radical que ofrecen los médicos es la cirugía. Desafortunadamente el tanto por ciento de éxito de este tipo de operaciones es poco alentador. Una vez se ha operado, no hay vuelta atrás. Por ejemplo, una hernia discal está siempre asociada a un mal alineamiento vertebral, y resolviendo el problema con un buen cuidado quiropráctico es generalmente posible solucionar la hernia discal sin intervención quirúrgica.

Es muy común que a los pocos años de una intervención quirúrgica se necesite una segunda. A tenor de los últimos estudios, una de cada tres personas tiene una hernia discal sin saberlo y lleva una vida normal sin ningún tipo de síntoma. Es aconsejable someterse a un examen quiropráctico porque sólo basarse en los síntomas (dolor en brazo, pierna o cintura) o en la ausencia de ellos no son las opciones más acertadas, tal y como concluyen numerosas investigaciones.